viernes, 9 de abril de 2010

Todo es encuentro y Gracia




Esta Pascua ha sido oportunidad de encuentro, de conocimiento, de afecto y de amistad. Me explico. En octubre pasado que me encontré con mi amigo Carlos Anaya en Italia, en un lugar cerca de Florencia. Me planteó una idea que me conmovió, me animó y que en aquel momento no pude dimensionar lo que implicaría para mi corazón. Yo le hablé de mis inquietudes por dejar una huella de vida en nuestro paso por el gobierno de Jalisco y me puso en contacto con Anabel Abascal, del movimiento de Focolares para empezar a organizar un posible concierto del Gen Rosso en Guadalajara.

Poco conocía de focolares, poco de su fundadora Chiara Lubich, y algo del Gen Rosso, obra que nació de la experiencia de dicho movimiento. Ya lo platiqué en otro post anterior cómo canciones tales como "Nacerá" o "siervo por amor" me acompañaron en algún momento de mi vida y fueron oración en mi camino personal. Así que en cuanto conocí en México a Anabel le comenté que estaba dispuesto para la organización del concierto.

No quiero hacer una crónica de esta bellísima experiencia de trabajar junto a varios de mis amigos que muy pronto se enamoraron del proyecto y juntos hicimos este sueño posible. No es ese el motivo de este post, sino otro: Compartir de una manera sencilla lo que me ha dejado conocer a los focolares, a Chiara en sus hijos y a los chicos del Gen Rosso.

De entrada confieso que tengo un vicio de origen. Cuando he conocido a grupos o movimientos católicos reviso con lupa lo que hacen y soy muy crítico de su espiritualidad, de sus escritos filosóficos o teológicos, de su organización interna. Tengo el gran defecto de ser un juez duro. En el trato, empecé a escucharles hablar de Chiara, del carisma de la unidad, de la obra de María, de su vida como consagrados... Y aunque con toda franqueza les he planteado mis dudas al respecto de su vida como movimiento al interior de la Iglesia, hubo un aspecto que me ha enamorado de los focolares: El amor que experimientan. El amor a Cristo y de Cristo que les permite tratar a todos los hombres sin las estúpidas barreras ideológicas o prejuicios que muchos tenemos. Amar en la unidad, tal como lo quería Jesús: "Que todos sean uno". Y no es un discurso para justificar su actividad, es en verdad toda su vida! Cada uno de los chicos del GenRosso al tratarme con afecto, Roselí, Gloria, Anabel, Imelda, Beppe, Bic... Todos se volcaron en mostrarme el rostro de Jesús en su vida comunitaria!

Los chicos del Gen Rosso, desde los que tienen más tiempo en el grupo como los más jóvenes tuvieron (y tienen, por internet) gestos que mucho les he apreciado. Una palabra de aliento, las canciones, las charlas, la compañía. Me he sentido querido por Jesús a través de sentirme querido por ellos! Y esto que es verdadero, es superior a cualquiera de mis pobres esquemas.

Hoy platiqué con el Padre Pepe todo esto, y mi experiencia en semana santa en la ciudadela del diamante, en Puebla. El padre Pepe, que es un santo de nuestros tiempos, me hizo detenerme en las palabras de la escritura: "Es que ya no les llamo siervos, sino amigos". Amigos! que es una relación transparente, franca, sincera, verdadera! No es una relación de utilidad como hoy los hombres entienden las relaciones públicas, sino una entrega de sí mismo al otro por amor. No es sumisión, no es obligación, es amor. Tal cual lo hace Jesús.